jueves, 29 de septiembre de 2011

Enfadarnos nos hace felices

Es verdad, enfadarnos, cabrearnos, insultar, poner verde, agredir incluso, nos hace inmensamente felices. Quizá no tanto el arrepentirse, pero si lo hacemos -que lo hacemos todos- es porque en el fondo, nos llena de satisfacción discutir con el vecino.
Cualquier excusa vale para empezar una discusión con tu pareja si tienes ganas. Y si el que la toma contigo es quien tiene ganas, tú le sigues porque en realidad no es tan mala idea.
Nos gusta, no os engañéis. Nos gusta sentirnos liberados. Es como echar un polvo o fumar. Es como montarnos en una montaña rusa o que nos hagan cosquillas. Liberar el aire de los pulmones para sentirnos en paz con el Universo. Eso es en realidad enfadarnos. Y discutir.

jueves, 15 de septiembre de 2011

No me arrepiento.

Siempre se nos plantea la duda del ''y si...''.
Bien, y siempre nos asalta el mismo remordimiento de querer haber hecho las cosas mejor, es decir, el arrepentimiento.
Sin embargo, todo tiene su contrario: ¿qué pasa cuando hacemos las cosas bien? ¿no nos planteamos la posibilidad de que nuestra existencia sería más infeliz por el hecho de haber actuado de otra manera?
Creo que es algo que infravaloramos bastante. De hecho, es algo que ni nos planteamos.
Creo que tenemos también que achacarnos el mérito de haber hecho una cosa y no otra, y alegrarnos de que cualquier otra cosa nos podría haber ido diferente a lo que nosotros pretendíamos.
Mi reflexión de hoy, por tanto, sobre la almohada y bajo el ordenador es esta, pensar en aquellas cosas de las que no nos arrepentimos.
¿Ahora os sentís mejor?

miércoles, 14 de septiembre de 2011

No se trata de un consultorio

En realidad, los que seguís mi pseudoblog, medio diario, medio blog, os habréis enterado de que quiero llevar un proyecto a la práctica llamado, como podéis ver ''Sufro de insomnio''.
Y es una realidad, me cuesta mucho conciliar el sueño pero, contradictoriamente, no se trata de hablar del tema ni mucho menos. Es justamente lo contrario.
Quiero despertar aquellas ideas que se nos pasan por la cabeza en el momento que estamos tumbados boca arriba, intentando dormir, en el que surgen ideas extrañas, ideas de difícil entendimiento, ideas absurdas, pensamientos caóticos que parecen resolvernos algunos enigmas de nuestra extraña existencia. De hecho, todos hemos tenido noches que han comenzado con un ¿existo?.
Me gustaría, más que un blog, emprender el proyecto de abrir un foro, pero no dispongo de tanto tiempo para ponerlo a punto. Quizá en las vacaciones de navidad, cuando tenga en mente de qué quiero hablar (todo es imposible, utópico, pero precioso), cuando hable con gente para que me ayude a gestionar el foro, para intentar animar a la gente a opinar, gente como yo, que no piensa que pueda aportar nada a la hora de la verdad a un foro de opinión pero que en el fondo de su ser sabe perfectamente que si quisiera, podría estar a la altura. Nosotras, las personas, somos capaces de mucho más. Sólo hace falta tumbarse, padecer un poco de insomnio, que una vaga idea te estalle en la cocorota y empieces a profundizar. Y así sabes que tus límites, como todo lo que puedes tratar, son infinitos.